Durante la Semana Santa, nuestro Colegio Sagrados Corazones de Viña del Mar vivió con alegría, profundidad y lo más importante, en comunidad, cada uno de los momentos que preparan el corazón para la Resurrección.
El viernes anterior al Domingo de Ramos comenzamos con una hermosa celebración por ciclos, acompañados por el sacerdote diocesano José Pablo Valencia. Desde los más pequeños de prekínder y kínder —junto a sus familias, especialmente invitadas— hasta los estudiantes de IV medio, participaron con entusiasmo. Los ramos, confeccionados por el Centro de Estudiantes en conjunto con el equipo de Pastoral, fueron bendecidos en un ambiente muy alegre. Estudiantes caracterizados de Jesús y sus seguidores animaron la entrada a Jerusalén, haciendo mejor aún la celebración.
El Jueves Santo se vivió intensamente. Durante una maratónica mañana, los cursos participaron activamente comenzando con los más pequeños quienes vivieron una liturgia centrada en el símbolo de la mesa compartida. Los cursos intermedios reflexionaron en torno a la pregunta: ¿la mesa es realmente para todos?, a partir de imágenes del mundo actual que muestran exclusión, pobreza y guerra. Los estudiantes mayores escucharon con atención el testimonio de dos mujeres del sector El Salto, lugar afectado por los incendios recientes, que compartieron su experiencia de reconstrucción y esperanza junto a los delegados de pastoral del colegio.
Por la tarde, el equipo de los profesores y asistentes de la educación vivió un momento inspirado en la cena pascual judía; con pan ácimo, hierbas amargas, maná y vino. A través de estos signos, reflexionaron sobre los momentos amargos y felices del camino compartido, recordando también a quienes ya no están. La jornada culminó con el gesto del lavado de pies, signo profundo de servicio y humildad.
En la noche, celebramos junto al Liceo Nuestra Señora de la Paz la misa que recuerda la institución de la Eucaristía, presidida por el padre Guillermo Rosas ss.cc. En un gesto fraterno y compartido, se puso la mesa al centro, se repartió pan y uva, y se vivió un profundo momento de comunidad y fe.
La Vigilia Pascual, celebrada el sábado por la noche y presidida por Nelson Rivera ss.cc., fue la culminación de este tiempo santo. La alegría por la Resurrección del Señor se hizo presente entre ambos colegios en una liturgia luminosa, celebrativa y llena de sentido.
“Fue una Semana Santa muy vivida, muy hermosamente gozada y estoy muy feliz”, dijo la hermana Graciela Garay ss.cc., destacando el espíritu que se respiró en cada jornada.
Y como parte del cierre de esta semana llena de vida, nuestro Centro de Estudiantes organizó una actividad especial para compartir en comunidad. Se trató de una gran búsqueda del tesoro en la que participaron estudiantes de todos los ciclos. Representantes de cada curso buscaron pistas escondidas y, al encontrar la última, el curso ganador fue premiado con una bolsa de huevitos de chocolate para todos sus compañeros. Una instancia alegre y lúdica que permitió reforzar los lazos y cerrar este tiempo pascual con entusiasmo y fraternidad animada por nuestro director, Benjamín Castro.
Agradecemos profundamente a todos quienes participaron y colaboraron para hacer de esta Semana Santa una verdadera experiencia de comunidad.
