A mediados de septiembre, el presidente Gabriel Boric ingresó al Congreso Nacional el proyecto de ley que consagra el 16 de noviembre como el Día Nacional del Debate y la Tolerancia. Durante la inauguración del 2º Torneo Interregional de Debate que se realizó en el Liceo Nacional de Maipú, el propio Ministro de Educación, Nicolás Cataldo, reconocería la importancia de esta iniciativa para el futuro del país.
“¿Por qué esto es importante?”, dijo el ministro; “Porque como sociedad estamos atravesando un momento convulso, en el que la razón, los argumentos y la evidencia no son precisamente desde donde estamos construyendo nuestra visión de la realidad. Y esa es una primera cosa que tenemos que combatir”. Y luego agregó que el debate y la tolerancia “son fundamentales para construir una sociedad democrática, que resuelva pacíficamente sus conflictos, que no los resuelva anulando al otro, sino que reconociéndolo, poniendo encima de la mesa el valor del argumento para resolver nuestras diferencias”.
En esa inauguración estaba el taller de Debate de nuestro colegio. Era uno de los 113 equipos debatientes que clasificaron para participar. ¿Cómo llegó hasta ahí un grupo que se conformó recién este año, a competir incluso con quienes tienen el podio mundial?
Compromiso y dedicación
Luego de dos años en que la profesora de Historia Catalina Ibacache no pudo ofrecer el taller de Debates por motivos de estudios e investigación, en marzo de 2024 conformó un nuevo grupo que ha demostrado un tremendo compromiso por esta disciplina. La experticia de Catalina se remonta a su enseñanza básica, cuestión que profundizó a través de diplomados de esta disciplina en la PUCV y en una universidad colombiana.
A principios de año, para el torneo “Delibera” del Congreso Nacional, consiguieron el patrocinio de 11 senadores y 9 diputados y presentaron una propuesta de ley para prevenir los delitos sectarios. Fue un primer ejercicio. Luego participaron en el torneo de debates de la Universidad Andrés Bello en el formato mundial de world schools, llegando a cuartos de final.
“Llegar a cuartos de final los posicionó automáticamente dentro de los 100 equipos a nivel nacional y por tanto se nos abrió un cupo en el torneo nacional de debate que organizaba la Municipalidad de Vitacura, que es un torneo donde compiten a nivel universitario con estudiantes de enseñanza media”, cuenta la profesora Catalina Ibacache. Esa competencia tenía el formato de parlamento británico; 8 oradores en 4 equipos, Cámara Alta de Gobierno con los roles de Primer Ministro y Primer Viceministro, Cámara Alta de Oposición (líder y vice líder de oposición), Cámara Baja de Gobierno (extensionista y látigo de gobierno) y Cámara Baja de Oposición (extensionista y látigo de oposición).
“En este tipo de debates no se puede preparar los temas con internet ni conexión alguna. Hay 20 minutos de tiempo reglamentario vigilado para preparar el tema con apoyo de un profesor y ahí los apoyé yo. Participamos en 6 rondas de 1 hora y media de debate sin contar el tiempo de preparación. Llegamos a octavos de final y quedamos entre los mejores 32 equipos a nivel nacional”, recuerda Catalina. A estas alturas ya había seguridad en los debatientes y entusiasmo para seguir participando de nuevos desafíos.
Quienes participaron del último torneo son: Maximiliano Núñez Osorio de 8º A, Florencia Ibarra Bustamante de 8º B, Martina Avilés González de I A, Nicolás Apablaza del Piano de II A, Antonia García Cárdenas de III A, Maximiliano Piqué Muñoz de III A, Felipe Velozo Vera de III A, Isidora Moraga Bustos de III A y Benjamín Díaz Sepúlveda de III B.
Primer lugar como jueza escolar
Catalina Ibacache no contaba con ningún estudiante que se animara a prepararse como examinadores en los debates, hasta que Isidora Moraga de III medio comenzó a estudiar los manuales de reglamentos de distintos formatos de debates en inglés y en español desde abril. Recién en el torneo de Vitacura logró desempeñarse como jueza escolar en debates en julio, agosto y septiembre.
Su gran participación le permitió ser convocada a la final del torneo, aun cuando el equipo del colegio había llegado a octavos de final.
Al finalizar ese encuentro, Isidora ya se había logrado posicionar dentro de las 27 mejores juezas escolares del país. La profesora explica que “Son los mismos jueces principales los que evalúan a la jueza escolar con puntuaciones de 50 a 100. Se le oficializó como una de las mejores 27 juezas escolares de Chile. Eso significa que la van a convocar a cualquier debate dentro del país, y la van a citar para que forme parte del panel de jueces en cualquiera de las salas de debates. Es la Asociación Chilena de Debates quien convoca a los organizadores del debate y pone al servicio a sus mejores jueces. Ella es jueza trainee, lo que le permite deliberar en debates universitarios aún sin ser estudiante de derecho”.
Dejamos aquí un texto que nos compartió Isidora Moraga estos días en que ya ha podido decantar las emociones de su participación en el torneo interregional:
«Desde que entré a enseñanza media que tengo la convicción de convertirme en abogada.
Durante mucho tiempo pensé que esa no era una carrera para mí, pues soy una persona muy tímida e introvertida, y por otro lado, la carrera de Derecho es muy conocida por los litigios que se deben afrontar públicamente en los juicios. Eso me desmotivó, ya que como mencioné, no me consideraba buena hablando en público.
Este año decidí meterme al taller de debate con unas amigas para probar algo distinto y superar esa barrera. Desde el momento que ingresé, la profesora de debate tuvo la certeza de que yo tenía mucho potencial, pero no tomé realmente en serio esas palabras y no tenía esa impresión de mí misma. Incluso cuando la profesora me inscribió en numerosos debates dentro y fuera de la región, hubo un momento, en que me vi obligada a desempeñarme como oradora y me sentía muy nerviosa. Sinceramente no me sentía del todo preparada, y cuando nos dimos cuenta de que nos faltaba alguien que participara en la categoría de juez escolar, de inmediato dije que me ocuparía de ello para no debatir, pensando que sería algo mucho más relajado, pero implicó harto esfuerzo y estudio.
No me arrepiento de haber escogido esa categoría, pues después de haber estado muy ansiosa durante el viaje al torneo de Vitacura en el que participé por primera vez con el papel de jueza escolar, me sentí mucho más tranquila y segura conmigo misma.
A pesar de que tuve que estar todo el tiempo alejada de mis compañeros de taller y compartir con personas de otros colegios capacitándose en la misma labor, me sentía cómoda con lo que hacía y sentía que lo estaba haciendo bien.
No pude volver a ir a las siguientes fechas como jueza escolar cuando fui convocada por complicaciones con los viajes (uno coincidió con la fiesta costumbrista), y aun así, y para mi sorpresa, la profesora me comunicó que había quedado seleccionada entre los mejores 27 jueces escolares.
Nunca me imaginé que eso ocurriría, pues solo participé de un par de instancias en Santiago.
Ya como segunda instancia, la profesora Catalina súper motivada y animándome a continuar en debate, me inscribió al segundo torneo que se realizó en el Liceo Nacional de Maipú, nuevamente en la categoría de juez escolar.
En aquella instancia se repitió lo que ocurrió la primera vez, me sentía cómoda y no me ponía ansiosa. De igual manera, no me imaginaba que fuera a sacar algún lugar a pesar de que la profesora siempre me tuvo fe y me dijo que iba bien evaluada, yo no le presté mucha atención, yo ya había quedado conforme con mi participación en el torneo.
Finalmente y cuando quedé en el primer lugar como mejor jueza escolar y pasé a juez trainee del torneo interregional, ahí recién le tomé el peso y me sentí orgullosa de mí misma. Me siento con mayor confianza porque ahora comprobé que puedo lograr lo que me proponga. Aquel logro me permitió afianzar mi seguridad y a comprender que tal y como me han repetido muchas veces compañeros de taller, la profesora, mi familia y mis amigos, este será el primero de muchos logros que podré conseguir esforzándome y confiando en mí misma.
Por eso agradezco a mi profesora de debate, porque vio algo especial en mí y me dijo que tengo potencial cuando yo no me creía capaz de lograr algo así. Ella me animó a seguir participando cuando estaba pensando en darme de baja, me dio los consejos oportunos en los momentos precisos, tuvo varias conversaciones conmigo por este motivo, entre muchas otras cosas en las que me ayudó.
También agradezco a mi familia y a mis amigos que siempre me apoyaron y también confiaron en mi capacidad».